lunes, 22 de febrero de 2010

Meditación Trascendental


Mi Blog es pésimo. Ya lo sé. Pero hace unos diez minutos se me ocurrió autovisitarme y descubrí, con gran amargura, cuán pésima era mi última entrada. Hay que releer, me dije. Hay que releer.

Entonces, la suprimí.
Sí. A mi última entrada la tiré a la mierda.
Después de todo ¿A quién carajos le importa?

Pensándolo un poco más: ¿Acaso las otras entradas eran merecedoras de alguna lectura? ¿No será hora de borrar todo y dedicar estos minutos a cosas mejores? Qué se yo... Regar las hortensias del jardín... por ejemplo.

Un saludo chicos.

PD: Patricia Barber es genial.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Ajo y Agua (revisited)


A fines de 2007 escribí lo que reproduzco a continuación. Hice un copypaste y listo. Nada ha cambiado. Al contrario. La cosa ha empeorado porque a lo relatado debo sumarle los cortes de luz provocados por la empresa de energía más ineficiente del planeta (EPE, Santa Fe). Cobran la energía más cara de Argentina y nos hacen vivir un verano digno de Uganda.
Aquí va el copypaste del 2007:

El 28 de diciembre es el último día del año para hacer trámites bancarios y similares. Prevenido como soy, hice todos los trámites lo antes posible para no tener que sufrir los aprietes típicos de la hora de cierre. Pero me quedó uno traspapelado. Boludo, como siempre, tengo que salir a atravesar el microcentro rosarino en pleno mediodía de diciembre. Me recago en mí carajo.

Para sumar incomodidades hay paro de Municipales. Luego, no hay inspectores que multen, ni guardia urbana, ni zorros grises. Ningún control. Entonces, la mayoría de los animalitos rosarinos se comportan como si estuviesen en la selva. Me cago en tus derechos, parece ser la consigna. Millones de vendedores callejeros cubren todas las veredas y peatonales ofreciendo unos recortes de cuero que lucen peor que la pija de un cerdo disecada. Ellos los llaman "artesanías". Se sientan en la vereda con sus patas mugrientas y sus ojos rojos de vino y porro y te miran pensando cuán pelotudo sos que tenés que caminar con papeles bajo el brazo a pleno sol, puteando porque no se puede avanzar.

Y no se puede avanzar porque millones de viejas sudorosas siguen comprando pelotudeces a cuatro manos. Caminan rodeadas de bolsas que les cuelgan de las manos transpiradas. Bolsas con todas esas marcas de shopping y promociones que me tienen las pelotas más infladas que un Zeppelin.

A la altura de Mitre (yo camino por Córdoba) la vieja puta que viene detrás de mí pela el celular y se pone a hablar. Grita de una manera que vuelve innecesario al celular. Su interlocutor la debe escuchar igual aunque esté a veinte cuadras. Grita y me salpica la oreja con su saliva ácida, vieja de mierda y la reputa que te parió conchuda, qué mierda comiste que te sale ese aliento me recontra cago en vos. Parece una nube de ajo la concha de tu hermana.
Trato de acelerar y despegarme pero es imposible. Hay tanta gente y putos artesanos que apenas se avanza. Si abro un surco hacia la izquierda la vieja aprovecha y sigue detrás de mí. Viene chupada a mi culo como un Fórmula Uno.

Para colmo, aparte de los artesanos, también coparon las baldosas los vendedores de mersadas como vinilos pintados con aerosol con la cara del Che, de Bob Marley, de Maradona, de Sabina. Cualquier mierda venden. Ropa deportiva trucha, gorritos con el logo de Nike, de Adidas... de ¡Armani! Venden camisetas de Ñuls, de Central, de Boca y de River. Hasta ahí lo acepto. Pero también ofrecen camisetas de los Giants de New York y de los Red Sox! Qué puto rosarino se puede comprar una camiseta trucha de los Red Sox me cago en la Arquidiócesis!

Cuando cruzo Corrientes la peatonal se ensancha. Entonces, con más espacio, hago un amague hacia la izquierda y salgo violentamente hacia la derecha. Ni Messi lo puede hacer. La vieja del celular se come el amague y queda varada contra un kiosco de libros. Porque los rosarinos se la dan de cultos y tienen una editorial propia de libros rosarinos que no deben leer ni las hermanas de los autores. Pero el kiosco me sirvió para despegarme de la vieja del celular con aliento a ajo y caminar un poco más tranquilo los siguientes ochenta metros.

Al llegar a Paraguay me frena el semáforo para peatones. Cruzar esa esquina es más difícil que robarle los huevos a un águila. Entonces ocurre lo imaginado: la vieja me alcanza y sigue hablando a los gritos. Se está despidiendo. Hace dos cuadras que se está despidiendo la conchuda olorosa de mierda! Hay mujeres que tardan más en despedirse que en acabar. ¡Qué complicadas que son la reputa madre!

Me quedan dos opciones: o me suicido bajo el torrente de autos que circulan por Paraguay o me doy vuelta y le cago una trompada en los dientes a la vieja olorosa. Como siempre, no me animo a hacer ninguna de las dos cosas. Lo único que obtengo, en consecuencia, es un aumento de presión arterial y un chorro de acidez estomacal por sentirme más pelotudo, más mínimo y más basura que nunca.

Cuando el semáforo nos deja pasar la vieja se va para otro lado. Ya no habla detrás de mí. A esta altura me importa un carajo.
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domingo, 6 de diciembre de 2009

La Nutria


Leyendo el Blog de Laura me vino este recuerdo:

Era yo un pendejo en edad previa a la paja continua cuando trataba de llenar el álbum de figuritas top de ese momento (creo que se llamaba King Kong... no recuerdo bien).

Había varias figuritas difíciles. Una era la Bandera de Mali, la otra era La Fragata Sarmiento y de la tercera no me acuerdo (creo que era la bandera de Afganistán). Pero esa puta colección era casi infinita y también tenía varias figuritas semidifíciles. Por ejemplo: La Nutria.

Debido a una circunstancia fortuita, durante un sábado a la tarde, contaba yo con cinco pesos en mi haber. Cinco pesos eran suficientes como para comprar una caja entera de figuritas. ¡No tres putos sobres de figuritas! ¡Una caja entera mierda! ¿Se dan cuenta o necesitan un Power Point para entender mejor?

Así fue que me compré una caja entera de figuritas ante la mirada envidiosa de mis amigos y enemigos de la infancia. Fui abriendo con placer baboseante cada uno de los sobres de figuritas de la puta caja y sólo conseguí la Fragata Sarmiento y la Bandera de Mali. La tercera difícil no apareció. ¡Me cago en la recontra puta madre del que armó la caja de figuritas!

Igualmente, para compensar algo de felicidad, pude hacerme de varias de las figuritas semidifíciles que me faltaban para completar el álbum. Entre ellas, La Nutria.

En aquella época existían códigos que marcaban que si uno poseía varias figuritas repetidas debía lanzarlas al aire y que cada uno de los presentes agarrara las que pudiera lanzándose sobre el montón, cagándose a piñas, patadas, arañazos o lo que fuera.

Fue así que me quedé con un montón de figuritas semidifíciles en una mano y otro montón de figuritas repetidas en la otra mano. Me paré frente al grupo de envidiosos y anuncié el lanzamiento de las repetidas.

- ¡Arrebatiña! - grité como un tarado lanzando más de cincuenta figuritas por el aire.

En menos de un segundo, cual cardumen de pirañas hambrientas, mis amigos y enemigos se apoderaron de las figuritas que lancé para guardarlas en sus bolsillos.

Satisfecho y ancho miré mis manos. Una estaba vacía y la otra apretaba la pila de figuritas que no había lanzado. Al mirar la primera figurita de la pila que mi mano sostenía me dí cuenta de que, al lanzarlas al aire, me había equivocado de mano.

¡Sí! El Gran Boludo que soy yo había regalado las semidifíciles que me faltaban para el álbum y se había quedado con las repetidas en la mano equivocada.

¿Pueden creerlo? ¿Alguna vez vieron un boludo igual a mí?

Menos mal que a la Fragata Sarmiento y la Bandera de Mali las había guardado en el bolsillo antes de hacer semejante boludez. Si no, me suicidaba cortándome las venas con una Gillette Dorada. Pero regalé La Nutria y otras cuarenta figuritas que casi nadie tenía.

A partir de ese momento, desde esa puta tarde de sábado, me sentí infinitamente pelotudo hasta el día de hoy.

Ahora que me doy cuenta, nunca le conté ésto a mi psicóloga. (Por lo que le va a importar... flaca de mierda... de lo único que se acuerda es de cobrarme y de interrumpirme en el minuto cincuenta)

No me contradigan. Soy un boludo a pedal desde la época de las figuritas. No tengo solución.

Chau... gracias por haber llamado.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Morgana


Nuestra relación comenzó su final a mediados del 2000. Fue intensa, dura y bestial. Siempre sometida a la sobrecarga que agrega la ilegalidad de los encuentros ilegales.

La hecatombe económica de esos días, la distancia física que nos separaba y la permanencia de vínculos legales aún vigentes pusieron en evidencia la imposibilidad de lo imposible. "Vete Chico", fueron las últimas palabras que me dijo cara a cara. Y un patético "cuidate".
Así fue que me sumergí en un cotidiano y metódico ejercicio del olvido. Ejercicio duro y prolongado que me dejó callos en el alma y necrosis en un ventrículo. Con la disciplina de un monje tibetano fui borrando imágenes, recuerdos, olores, palabras. Lentamente, todo se fue diluyendo. De aquel infierno que pintaba eterno sólo quedó una meseta de cenizas tibias.

Hace unos días, bajo el mandato de un impulso insólito, disqué su número de teléfono. Atendió ella. La misma voz acampanada con doble registro. La introducción duró poco. Tras las breves palabras obvias fue derecho al grano y lanzó sus cuchillos afilados: ¿Estás acá o allá? ¿De qué vivís? ¿Seguís casado?

Los mismos dardos certeros de siempre. Los mismos deseos. Los mismos intereses.

- Y vos, ¿cómo andás? - le pregunté, después de responder con monosílabos herméticos a su inquisitoria interesada.

- En este momento no estoy muy bien - respondió.

En el mismo instante en que comencé a pronunciar la primera sílaba de mi siguiente pregunta cerró diciendo:

- Igualmente te agradezco que hayas llamado. Chau... -

- Chau -

Colgamos casi al mismo tiempo. Sentimos, creo, la misma desilusión.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Tirando dados

Estoy en uno de esos momentos de mi vida en los que sé que se avecinan problemas grosos. Ya me ha pasado. Ya lo viví.
Nunca pude torcer el destino según mi deseo. Las cosas parecen moverse solas y me van acomodando como se les canta. O siguiendo el deseo de otros.

Mi determinación por alcanzar un destino siempre quedó tapada por determinaciones ajenas o por circunstancias aleatorias.
Leo o escucho a personas que esgrimen un discurso tan sólido y seguro que me siento como un marciano. Me pregunto si realmente creen en lo que dicen o se autosugestionan para no suicidarse. En fin, cada uno tiene su estratagema para pasar los días.

Cualquiera que lea ésto pensará que soy un pelotudo infinito.
Pues no se equivoca.

sábado, 29 de agosto de 2009

Harto de triunfar


"No me quieras porque gané, necesito que me quieras para ganar", expresó Bielsa durante una conferencia que dio en el foro empresarial Percade 2009, realizado en Santiago de Chile.



Así habló el técnico de fútbol dirigiéndose a una audiencia compuesta por empresarios, políticos y estudiantes. Todos aspirantes a líderes, por supuesto.
"Para Bielsa es fundamental sentirse querido para tener éxito", continúa el comentario de la nota publicada en el diario "La Capital" de Rosario durante esta semana.

Si bien el técnico se refería a "sentirse querido" por su grupo de dirigidos, al leerlo, se tiende automáticamente a extrapolar la cuestión a la vida y circunstancias reales de cada uno de nosotros. Sí, nosotros, los boludos que no damos conferencias. Los boludos que no ganamos millones. Los boludos cuyo máximo contacto con otras personas lo tenemos en el bondi, a las ocho de la mañana, soportando alientos fétidos y cuerpos olorosos rumbo a laburos lastimosos, tristes, grises, intrascendentes.

Las palabras de Bielsa parecen no poder extenderse al ámbito de los boludos que, de pedo, tenemos un blog pedorro y mediocre.

En realidad, de ser exitoso, la cosa sería así:
Yo no tengo éxito porque me quieres, nena. Me quieres porque soy exitoso. Esa es la verdad.

Apenas me sople un viento en contra y percibas que ya no soy el más saludado al entrar a la parrilla de moda, apenas veas que ya no estaciono en un Volvo frente a los maridos de tus amigas sino que lo hago en un VW Gol que salvé de pedo del embargo porque está a nombre de mi mamá, apenas se te haga carne la realidad de que terminaré jubilado por ochocientos pesos, atendido en el PAMI, durmiendo en el viejo departamento de un dormitorio sucio y despintado que mi vieja me dejó al morir... apenas te percates de todo eso dejarás de amarme, de hacerme mimos y de despertarme, cada tanto, con una buena chupada mañanera.

No. No tengo éxito porque me quieres. Me quieres porque soy exitoso.

Jack Nicholson se relajaba fumando en su cama junto a una belleza femenina después de un buen polvo hollywoodense. Ella, romántica, le susurró: ¿Sabes?, si no fueras quien sos yo te querría igual.
- Bullshit! - respondió Jack - Yo trabajé y me deslomé persiguiendo el éxito en Hollywood para poder cogerme a una bestia como vos... ¿y ahora me querés hacer creer que daba lo mismo? ... no jodas nena, estás aquí porque soy Jack Nicholson, el de los Oscars, el famoso. Si yo no fuera quien soy vos estarías en otra cama.

Lo relatado vale para el 96% de las mujeres. El 4% restante son monjas o lesbianas.

No voy a ganar nada escribiendo estas boludeces. Me importa un sorongo. Tampoco tengo nada que perder.

Bye.

martes, 28 de julio de 2009

Tinta China


Una de mis frases favoritas es "Vive y deja vivir". Me entusiasma la idea de que cada quien haga lo que se le canta mientras no joda a otro y que ese otro no impida a cualquiera hacer lo que se le canta mientras no lo jodan.

Lamentablemente el mundo no es así. El mundo está lleno de intolerantes y rompepelotas que van desde aquellos empeñados en desatar una guerra bacteriológica a nivel mundial como aquellos otros que, adrede, te interrumpen una siesta dominguera. No sé cuál de las dos acciones es peor pero las dos encajan en lo que quiero decir.

[Yo, por ejemplo, no entiendo como hay gente que pueda ser hincha de River. Pero, ateniéndome a mis principios, trato de comprender y no joder].

Pero dejemos algo tan rastrero e intelectualmente despreciado como el fútbol por el ejemplo que quiero destacar: Habrán observado que, por razones de abundancia o escasez de talento, hay gente que vive de lo que quiere y gente que vive de lo que puede.
Dentro de los últimos existe un grupo especial compuesto por seres que sobreviven practicando actividades cercanas a la magia berreta o al pensamiento mágico irracional (para utilizar un término muy Mario Bunge).
Están, por ejemplo, las decoradoras de interiores que dicen basar sus diseños en el milenario Feng Shui pero fundamentan sus ideas según lo que le leyeron en la revista La Nación de los domingos. Están, también, aquellas videntes que se ofrecen para encontrar objetos y cadáveres desaparecidos que jamás aparecen donde ellas lo indicaron pero, a pesar de ello, son invitadas a programas de TV para explicar el poder "psíquico" de un par de alambres que, sostenidos con sus pulgares, las orientan hacia donde se encuentra el objeto buscado. También están las gitanas que te leen las manos mientras te afanan la billetera pero creo que esas van en otro grupo.

A un nivel mucho más masivo y mediático tenemos a aquellos que escriben libros de predicciones como Horangel o Ludovica Squirru, se llenan de guita con la venta y entretienen a buena parte de lectores playeros durante enero.

En un capa más berreta podemos ubicar a las brujas que te sacan el mal de ojo por cien pesos y a las viejas que te curan el empacho por teléfono y encima lo hacen gratis.

Hay de todo y está todo bien. Que cada quien crea y haga lo que quiera. "Vive y deja vivir". Si te hace bien ¿para qué joder?. Y si, además, esas personas pueden ganarse la vida practicando esas pseudociencias, mejor. Así, cada uno de ellos contribuye a aumentar el valor promedio de ilusión y felicidad general, todos sonreímos contentos ante el futuro brillante que nos espera en el 2010 y soltamos al fin esos pedos atravesados que nos tenían empachados.

Pero hay algo que me molesta. Y no crean que es esta gente y su modo de vida. "Vive y deja vivir", vengo sosteniendo desde el principio y ya estoy rompiendo las bolas con ésto.

Lo que realmente me pone loco es cuando alguna de estas aficionadas fanáticas a cualquiera de esas actividades me quiere dar una explicación "científica" del asunto y empiezan a tirar sus "fundamentos científicos" al aire para convencerme de la legitimidad de sus acciones. Fundamentos científicos tan delirantes que si Newton o Einstein los escucharan se cortarían los huevos con una tiza.

Ocurre que, por esas desgracias de la vida, como ya lo dije en otro momento, soy ingeniero electrónico. Profesión que sólo practiqué durante tres meses para darme cuenta que había perdido 9 años en la facultad rompiéndome el orto al divino pedo estudiando ciencias duras para terminar trabajando como operario jerarquizado y ganando menos, mucho menos, que la secretaria del contador de la empresa. Entonces abandoné todo y me dediqué a otra cosa. Pero de mis neuronas no se borraron los fundamentos básicos de física y electricidad. No me olvidé del álgebra y el análisis matemático. Tampoco perdí la noción de lo que es una medición y su margen de error ni de la diferencia entre error metodológico y error de apreciación.

Me he olvidado de un montón de cosas en la vida pero no de las que me permiten darme cuenta que la pelotuda que tengo enfrente (que contrató la gerencia para hacer más armonioso y habitable mi lugar de trabajo) está diciendo las barbaridades más terribles con tal de convencerme para que ponga un jarro con agua a la izquierda de la impresora Epson C67 que tengo sobre el escritorio. Según ella, de esa manera, la energía contenida en la tinta de los cartuchos no se propaga hacia el éter. De no poner la jarra con agua la tinta emanará (según ella) su energía maldita y afectará mi ánimo con sus efluvios energéticos negativos.

- ¿Cuáles efluvios energéticos? - le pregunto.
- Los que vienen de la energía propia que emana de la tinta - responde con la seguridad de un Nobel de Física.
- Pero, suponiendo que hubiese una energía propia que emana de la tinta ¿con qué la detectás? ¿puedo hacerlo yo? ¿puedo medirla? ¿con qué la mido? ¿qué magnitud tiene? ¿la mido en watts? ¿es infinita? ¿qué pasa cuando se emana toda la energía de la tinta? ¿como queda la tinta cuando pierde toda su energía? -
- La energía de las cosas no se agota - sigue respondiendo la muy tarada.
- ¿Ah sí? - le digo - Entonces ¿por qué no aprovechamos la energía infinita de la tinta de ese cartucho para alimentar al planeta entero y, de paso, darle calefacción a los esquimales y aire acondicionado a los beduinos?-

Hago una pausa para tomar aire y, antes de darle tiempo para otra respuesta delirante, continúo:

- Decime ¿Tiene la misma energía la tinta cyan que la magenta? ¿Y con la impresora láser cómo mierda hago? ¿Y al lado de la vieja Epson de cinta que uso para imprimir facturas qué pongo? ¿un jarro con leche? -

Finalmente, le tiro las últimas y mortales:

- ¿Me podés explicar por qué el agua impediría la fuga de esa energía que se esfuerza en emanar? ¿Y por qué la jarra debe estar a la izquierda y no a la derecha?-

- Porque los cartuchos escriben de derecha a izquierda - me contesta la muy conchuda como diciendo ¿Cómo no te das cuenta?
Noten, además, que me responde retomando solo la última parte de todo lo que le pregunté e ignorando lo anterior. Es hábil. Se tendría que dedicar a la política esta mina.

- No! - le digo, ya un poco caliente. - En la Epson los cartuchos escriben tanto cuando van para la derecha como cuando van para la izquierda! Así que estás hablando al pedo!-

Embalado, como buen pelotudo que soy, agrego:

- ¿Y con la Hewlett Packard que tengo en la mesita qué hago? Porque ahí no tengo lugar a la izquierda y, además, los cartuchos de la HP ya vienen con el cabezal incluído así que imagino que voy a necesitar un tanque y medio de agua para impedir que la energía se escape. Voy a tener que ir a imprimir a la pileta del club para evitar emanaciones energéticas negativas. ¿Qué hago? - le pregunto haciéndome el desesperado para ver si se da cuenta de mi tono irónico.

- No - responde muy displicente. - No hace falta. Solamante tenés que mover la mesita un cacho más para acá y listo.

- ¿Por qué? - le pregunto casi llorando.

- Porque por esa pared pasan los caños de desagüe del edificio y ese torrente de agua es suficiente para compensar la energía de la tinta de los cartuchos con cabezal incluído ¿me entendés?- y se queda mirándome como vaca mirando un tren.

Su caradurez me deja al borde del colapso mental. Siempre terminan sus sentencias con el latiguillo "¿me entendés?" poniendo voz de ganso, entrecerrando los ojos y negando con la cabeza.

Lo que realmente no entiendo es como todavía no maté a uno de estos especímenes cuando tratan de darme esas explicaciones. Sobre todo cuando dicen "¿me entendés?"

Sí, entiendo. En realidad entiendo y me calmo porque me dan lástima y me hacen sentir vergüenza ajena. Tanta vergüenza que no me animo a seguir aguijoneándola. Tanta vergüenza que agarro la mesita de la Hewllet Packard y la corro "un cacho más" hacia la pared. "Un cacho más". Precisión matemática. Fundamentación exquisita.

- ¿Acá está bien? - le pregunto.

- Perfecto - me contesta.

martes, 19 de mayo de 2009

Keith Richards


El día que mataron a Lennon yo estaba estudiando para rendir una materia que se llamaba Mecánica. Una verga insoportable. La facu en la época milica era un suplicio continuo y permanente. Existía algo que se llamaba "Mesa Castigo". ¿Pueden creerlo? ¿Pueden creer el nombre oficial que le daban al hecho de no poder presentarse en dos mesas consecutivas si rendías mal en la primera?

Bien, ahí estaba yo entre ángulos de Euler y coordenadas espaciales quemándome la pestañas frente a los apuntes. De golpe, sin aviso, me vino el llanto. Un mar de lágrimas y mocos inundó mi madrugada de estudio cuando la noticia alcanzó mi límite consciente: "Mataron a Lennon". El mundo no podía ser más puto. Encima, faltaban cuatro horas para ir a rendir esa mierda de materia.
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Hace un rato, mientras saboreaba un cabernet con pollo al ajo, me pregunté ¿Cómo reaccionaré si me entero de la muerte de Keith Richards?

No es algo poco probable. Richards camina por el borde desde hace 30 años. Sé que me tocará de cerca. Tendré que soportar la andanada de comentarios ignorantes de comentaristas de radio y TV que no entienden un pomo de nada. Tendré que soportar infinidad de pelotudeces para terminar llorando en soledad. O riéndome. No sé. Después de todo, Richards es una invitación a la irreverencia, a la falta de respeto, a cagarse en el mundo... y, al mismo tiempo, una propuesta de vida, un boleto de entrada a la víscera del sentir, un dedo indicando: "Pibe, tu vida es tu vida. Andá por donde quieras".

Fuck You. Váyanse a la mierda ¿Quieren?

martes, 28 de abril de 2009

La Frase



Una conciencia tranquila es un asco de conciencia.




Acabo de leerla en un cuento de Richard Ford llamado "Kids".
Me conmovió y no me pude concentrar en el resto del cuento. Otro día lo continuaré.
¿A alguien se le ocurre un fucking comentario?
Supongo que no.
Bueno. Ya está. Me voy a dormir. Mañana tengo que laburar.

jueves, 16 de abril de 2009

Pescado Rabioso


A principios de 1973 yo era un pendejo recién egresado de una secundaria de pueblo chico que caía a la ciudad de Rosario con el pomposo objetivo de "empezar la facultad". Hijo y nieto de profesionales relativamente exitosos en la época de la Argentina inocente (décadas del 50 y 60) no tenía otra opción: o alcanzaba un título universitario o moría desterrado. No había otra para mí.

Recuerdo que podría haber elegido Medicina o Derecho, lo que hacían casi todos. También podría haber optado entre Psicología o Arquitectura si es que quería levantar minas. Pero no. El muy pelotudo de mí se metió en Ingeniería Electrónica: "La Carrera del Futuro". Tomá mierda, que te parió. ¿Qué pensabas? ¿Que soy boludo? No señor! Seré Ingeniero Electrónico y me besarás los pies dentro de unos años cuando el futuro aterrice por aquí.

Las clases empezaron en los mismos días en que el Tío Cámpora asumía la presidencia. No hace falta describir el ambiente universitario de esos días. Cualquiera que tenga dos neuronas unidas lo puede imaginar. Como dato curioso agrego que el Centro de Estudiantes de Ingeniería estaba dirigido por la Federacion Juvenil Comunista! Sí, la FJC. Qué pedazo de antigüedad carajo! Suena casi como un tango de D'arienzo. Puta madre. El presidente del Centro de Estudiantes era un barbudo con anteojos de marco negro gruesos que vestía pulóveres negros sobre camiseta de frisa blanca. Portaba un olor a chivo francés que perforaba las pituitarias. Todo un arquetipo de la época.

Pasaron los primeros días de clase: Ciento treinta alumnos por aula, todos fumando cigarrillos negros, un solo profe hablando para los quince nabos de la primera a fila y un caos total en el resto del salón componían el paisaje.
Cada quince minutos entraba un barbudo para invitarnos a levantarnos de la clase y marchar contra no sé que mierda y que Perón y que Evita y que la Cuba de Castro y que el Imperialismo y que los esperamos a todos en nuestro local partidiaro y así continuaba la cosa hasta las seis de la tarde en que volvía a mi pensión preguntando en cada kiosco si ya había llegado la revista Pelo.

Recuerdo que en un mismo mes de 1973 descubrí "El Lado Oscuro de la Luna" de Pink Floyd,"Houses of the Hollys" de Led Zeppelin, "Islands" de King Crimson y, un poco más tarde, "Close to the Edge" de Yes. Los compré a todos. Los compré uno detrás de otro en la disquería ROM de Mitre casi Córdoba. El mundo parecía explotar de creatividad y a mí no me alcanzaban los sentidos para abarcarlo. Y no me alcanzaba la mensualidad de mis viejos para pagar discos y comer. Es decir que no comía. Pesaba 59 kilos y los pantalones se me caían. Leía a Lobsang Rampa y me autosujestionaba convenciéndome de que no tenía hambre. Cuando volvía a la casa de mis viejos, los fines de semana, me tragaba media heladera sin abrirla.

Durante uno de los primeros días de junio (más o menos) de ese 1973 me enteré de la proximidad de un parcial de la materia "Dibujo Técnico I". La fecha caía viernes y la hora 20:30.
Bueno, me dije. Me tendré que quedar un viernes a la noche rindiendo un parcial en vez de volver a bailar a mi pueblo como lo hacía siempre. Es el costo de pretender ser un profesional exitoso (en ese entonces no pensaba así... en realidad pensaba en la pendeja que me esperaba con sus tetas jóvenes y duras a la que clavaba dos veces por viernes sin importarme si ella gozaba o no... yo no sabía que las mujeres gozaban entonces).

La puta casualidad quiso que al salir de la facultad viera, desde las ventanillas del 218, un poster pegado en una pared anunciando un recital de Pescado Rabioso. Me bajé del bondi, retrocedí dos cuadras y lo volví a leer. ¡Si! ¡Pescado Rabioso en Rosario carajo! ¡En el Teatro Real de Salta y Oroño carajo! ¡A la misma hora del mismo viernes del parcial de "Dibujo Técnico I" carajo!

¡Carajo y recontramil carajos y la reputa madre que lo parió! ¡Qué mala leche! Creo que mis neuronas tardaron tres milisegundos en tomar la decisión: Fui a ver a Pescado Rabioso y falté al parcial. Ese momento constituye un punto determinante. Un agujero negro en la vida de este pelotudo. Una breve síntesis de mi destino errante y miserable se puede intuir a partir de la observación de ese hecho.

La sala del Teatro Real estaba hasta el culo. Me temblaban las piernas. No podía creer el hecho de estar viendo a Spinetta tocando la viola densa y arrastrada de Pescado. Lebón vestido con túnica, el Black Amaya escondido tras los bombos y el pelado Cutaia dando un toque intelectual al asunto. Nadie bailaba. Cada uno en su butaca se limitaba a marcar el ritmo con los pies.

A la salida del teatro la cana marcaba a algunos pibes y se los llevaban por las dudas. A mí me ignoraban. Será por mi cara de pelotudo pensaba... no sé.

Lo que sí sé es que todavía, de vez en cuando, pongo un CD de Pescado: Nena Boba, Post Crucifixión, Me Gusta Ese Tajo, Blues de Cris. Lo escucho los domingos a la mañana mientras me tomo un vino despacio. Mis hijas me miran con lástima o adoración. No lo sé.

Hay demasiadas cosas que no sé. Por ejemplo no sé para qué mierda estudié Ingeniería Electrónica. Todavía me duelen esos exámenes maratónicos de Teoría Electromagnética y las Ecuaciones de Maxwell y los Sistemas de Ecuaciones Diferenciales en Derivadas Parciales y la reputísima concha que lo parió... qué pelotudo he sido.

Eso sí. He sido coherente toda mi vida. Sigo siendo un pelotudo.

sábado, 14 de marzo de 2009

Alta Gama

Detesto la hora esa en que debo salir en auto y el sol pega de frente sobre el parabrisas y te quema hasta el nervio óptico. Detesto el calor que, al mismo tiempo, se levanta del pavimento, de los autos, de los colectivos, de los sobacos de esas mujeres transpiradas en ojotas que no se arreglan los pies ni las uñas ni el pelo. Detesto tener que transitar a las cinco de la tarde por las calles de Rosario y padecer lo dicho más arriba sumado a los cortes de calle por motivos desconocidos, los ciclistas y delivery boys que cruzan en rojo, la música de mierda que pasan en casi todas las radios, los comentarios ciclotímicos de pseudoperiodistas con más micrófonos que neuronas, la humedad y la baja presión del clima rosarino que me hacen pensar que estoy en Manaos padeciendo fiebre amarilla.

Detesto la incomodidad de vivir incómodo en esta ciudad gringa que se está llenando de edificios torre de Alta Gama pero cuyo centro está copado por hordas de seres con olor a chivo, gritones, ignorantes, hijos de la incultura que nació en los noventa y nos dejó así: cagados de calor, hechos hilacha, dando lástima en los semáforos cuando dejamos moneditas a malabaristas de seis años que deberían estar en la escuela y están ahí, descalzos, mugrientos, balbuceantes, con mocos negros y uñas violetas metiendo las manos por el hueco de la ventanilla para pedirte un poco más. Ya no piden monedas. Ahora dicen: ¿No tiene dos pesos Don? Más de medio dolar piden. No se puede creer. Y el Indec no lo registra.

Esta parrafada incoherente iba a ser para Detestables pero, por respeto al caballero Bugman y su fino humor, preferí escribirla acá, en este depósito de basura, con 32 grados a las doce de la noche. Total ¿quién carajo la va a leer?
Me cago an la mierda me cago.

viernes, 23 de enero de 2009

Recomendaciones para los que estamos out of the system - Placeres Pajeros (Primera Parte)


Ir a Carrefour o donde sea y comprar un par de bondiolitas de cerdo Magret. Son algo caras pero, dado que cogernos a Mónica Bellucci está fuera de nuestro alcance, propongo optar por las bondiolitas Magret.
Durante la tarde, aderezarlas con sal y bastante condimento provenzal de ese que viene en frasquitos tipo Gato Negro.
Dejarlas que reposen tapadas dentro de una fuente hasta la hora de cocinarlas.
Preparar la parrilla, brasas, etc. y ponerlas a asar con fuego fuerte de entrada para ira bajándolo de a poco al darlas vuelta la primera vez.
Tirar unas ramitas secas sobre las brasas para que hagan humo pero que no se enciendan porque si no se va todo al carajo.
Si es posible mantenerlas tapadas con una asadera para que el humo las envuelva y las impregne bien impregnadas.
Hacer un corte en la parte más ancha de las bondiolitas y observar que el centro se mantenga jugoso.
Cuando el instinto lo indique subir las brasas bien fuerte durante los últimos cuatro minutos y luego retirarlas para servirlas a los amigos que ya se están hinchando los huevos de esperar.
Acompañar con cualquier totín de $ 20,00 para arriba, papas fritas y ensalada de lo que se les cante.
Al final, pasar el pan por el juguito salado que quedó en el plato y en la fuente y manducarlo haciendo ruido pero sin atragantarse.

Opciones finales:

1) Si los amigos se quedan, hacer sobremesa discutiendo temas trascendentes como ¿Qué mierda tiene en la cabeza el gordo Fabbiani? o bien ¿Por qué es tan horrible el logo de Palladini?

2) Si los amigos se van, prender la tele y dormirse lentamente en el sofá mirando los goles de la Premier Ligue.

o bien

3) Irse a la cama, prender la tele y, sin mirar nada, dormirse tirándose un flor de pedo para soñar con Mónica Bellucci cabalgando sobre nosotros. Eso sí, al despertar, evitar pasar cerca de objetos filosos, balcones y armas de fuego cargadas.

martes, 6 de enero de 2009

The Next Big Thing


Hace unos días volví a ver el primer capítulo de Los Sopranos (se vende en kioscos a $20 cada CD con cuatro capítulos). Las charlas de Tony Soprano con la psicóloga me parecen pequeñas obras maestras condensadas en forma de guión, actuación y dirección.

A raíz de una de esas charlas me que quedó dando vueltas una pregunta filosa en la cabeza. En ella, Tony Soprano comenta que se deprime porque siente que "lo mejor ya pasó".

"Muchos americanos sienten lo mismo", le responde la psicóloga.

Yo, desde ese momento, me pregunto y me repregunto: Lo mejor, ¿ya pasó o está por venir?

¿Tiene sentido esperar por The Next Big Thing?

Ya sé, soy un boludo a pedal.

martes, 23 de diciembre de 2008

Say No More

Boquita campeón con suplentes y sin arquero. River último.
Ya está. Ya fue. Say No More.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Una nueva especie de insufribles

Hay gente que gana mucha guita. No me importa si se la merecen o no. No me interesa si la afanaron o la encontraron. Lo que me rompe los huevos es que con parte de esa guita se compren una supercamioneta Dodge RAM y la usen para pasear por el centro de Rosario. Las calles de Rosario son más angostas que el orto de un canario y estos pelotudos salen a lucir su opulencia en esas máquinas que tienen el tamaño de un camión.
Sépanlo pelotudos: con esas camionetas desentonan más que cinco negros en un Torino hecho mierda paseando por el Paseo del Siglo. Si quieren demostrar su poder sojero háganlo en medio del campo, en el lugar para el que fueron creadas esas heavy duty. Para ciudades de calles angostas y tránsito denso es más conveniente un Clío, un Fit o un Gol. Tienen para elegir manga de putos. Métanse la RAM en el ortex o muéranse.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Se ve venir

Se aproxima diciembre. Se aproximan las fiestas. Otro año en que no puedo evitar los nefastos encuentros. Otra prueba más de que soy pobre y pelotudo.
Este año no me va a alcanzar el Clonazepan. Probaré con ajenjo.

La reputa madre que los remil reparió.

viernes, 18 de julio de 2008

Divague entre empanadas

Opino que Cobos, votando como votó, la salvó a la Cris del incendio que se venía. Porque si la 125 ganaba, el cielo se iba a oscurecer de humo.
En realidad, casi sin querer, Cobos nos salvó a todos los pelotudos que la vemos por TV. Pelotudos con blog y pelotudos sin blog. Cualquiera sea la dimensión del incendio que venga la Cris tiene suficiente guita como para salvarse. En cambio los pelotudos con blog y sin blog no. Somos pelotudos. Nunca zafamos.
De cualquier manera, a no alegrarse tanto. Ya brotará mierda de otro agujero.

El mes venía jodido: el campo contra los K llevándonos al abismo, calor en pleno invierno y, para peor de peores, no hay fútbol. ¿A quién carajo se le ocurre combinar todo eso?

Me despido con un saludo para Mr Groncho. Volvió casi sin hacerse esperar. ¡Eso es ser hijo de puta!

lunes, 30 de junio de 2008

Todos Gronchos: End of Line


Mr Groncho avisó que abandona su espacio.
Desde aquí un saludo para él.

No nos amarguemos. Todos somos la patética confirmación de que cualquier pelotudo tiene un Blog.

sábado, 24 de mayo de 2008

Cualquier pelotudo tiene un Blog

Es que de eso se trata Feinmann. ¿O sos pelotudo?

- Cualquier pelotudo no puede ser senador.
- Cualquier pelotudo no es capaz de escribir una buena novela.
- Cualquier pelotudo no le mete un gol a los ingleses con la mano.
- Cualquier pelotudo no se compra media Patagonia a precio de oferta.
- Cualquier pelotudo no se escapa de Rawson.
- Cualquier pelotudo no recibe el Premio Nobel de la Paz.
- Cualquier pelotudo no soporta diez minutos de una ópera.
- Cualquier pelotudo no vive de "subsidios" estatales.
- Cualquier pelotudo no tiene 1000 hectáreas de soja.
- Cualquier pelotudo no tiene un Porsche.
- Cualquier pelotudo no entiende la teoría de la relatividad
- Cualquier pelotudo no sabe qué es el teorema de Pitágoras.
- Cualquier pelotudo no se mantiene como presidente de Newell's durante 14 años.
- Cualquier pelotudo no se coge a Mónica Belucci.
- Cualquier pelotudo no pinta el techo de la Capilla Sixtina.
- Cualquier pelotudo no canta como Tony Bennett.
- Cualquier pelotudo no inventa la lamparita eléctrica.
- Cualquier pelotudo no graba un disco como Abbey Road.

Entonces, pedazo de putarraco choto, dejá que cualquier pelotudo tenga un Blog aunque sea para leerse él mismo.

Vive y deja vivir.

martes, 29 de abril de 2008

¿Qué tenían de zurdo los Montoneros?

Voy a hacer algunas preguntas que, tal vez, algunos alpedistas blogeros sabrán responderme. Si me dan alguna respuesta coherente, sólida, irrebatible e indestructible entonces dormiré tranquilo, sabré que el mundo está en buenas manos, no me temblarán más las rodillas y, quizá, hasta se me pare el pito y me coja a Mónica Bellucci.

1) ¿Qué tenían de zurdo los Montoneros?
2) ¿Qué tenía de Montonero Kirchner?
3) ¿Qué significaba ser zurdo en los 70?
4) ¿De qué tendencia era el FEN?
5) ¿Por qué ser rockero no era sinónimo de ser zurdo en los 70?


Tengo más. Cualquiera que me responda coherentemente una cualquiera de las 5 preguntas se hará acreedor al pituto de titanio que podrá rematar luego en Mercado Libre y llenarse de guita.

Si dentro de una semana tengo cero coments me corto los huevos con el filo de la última página del libro "Flores Robadas en los Jardines de Quilmes".